Mientras millones de fieles miran al cielo del Vaticano esperando el famoso humo blanco que anuncia al nuevo Papa, los cardenales que participan del cónclave llevan adelante una rutina estricta, marcada por el silencio, la oración y la deliberación. Pero ¿cómo es la vida cotidiana durante este proceso tan solemne? ¿Dónde descansan y se alimentan los hombres que deciden el futuro de la Iglesia Católica?
Una residencia austera y funcional
Durante los días que dura el cónclave, los cardenales viven en la Domus Sanctae Marthae, también conocida como Casa Santa Marta, una residencia de estilo hotelero ubicada dentro de los muros del Vaticano. El edificio de cinco plantas, construido en 1996 por orden de Juan Pablo II, cuenta con 106 suites y 22 habitaciones individuales. Aunque suele alojar habitualmente a clérigos y laicos invitados por la Santa Sede, durante el Cónclave se transforma en el único lugar donde se hospedan, en aislamiento total, los cardenales electores.
Cónclave para elegir un nuevo papa: conocé a los 134 candidatos en este informe interactivoLas habitaciones son sobrias y funcionales: cada una dispone de una pequeña sala de estar, un dormitorio con cama individual, escritorio, armario, cómoda, perchero y baño privado. No hay lujos ni distracciones, en línea con el espíritu de recogimiento del proceso.
Comida y rutina diaria
Las comidas se sirven en el comedor de la residencia, siguiendo una dieta sencilla y equilibrada. El aislamiento es total: los cardenales no tienen acceso a teléfonos, internet, televisión ni contacto con el exterior. La regla es clara: ninguna comunicación con el mundo hasta que se anuncie al nuevo Pontífice.
Cada mañana, los cardenales caminan desde la Casa Santa Marta hasta la Capilla Sixtina, donde tienen lugar las votaciones. Si llueve, se los traslada en minibús. A lo largo del día participan en cuatro rondas de votación (dos por la mañana y dos por la tarde), además de asistir a misas y reuniones de congregación general.
Cómo y cuándo será el cónclave para elegir el nuevo PapaDe catres a habitaciones privadas
Antes de la construcción de la Domus Sanctae Marthae, los cardenales debían dormir en catres en pequeñas salas contiguas a la Capilla Sixtina, lo que hacía aún más dura la espera. Hoy, aunque las condiciones han mejorado, el objetivo sigue siendo el mismo: brindar un espacio que asegure el aislamiento y permita la reflexión profunda sin influencias externas.
Seguridad y secreto absoluto
La seguridad y el hermetismo son prioridades máximas. Se prohíbe el ingreso de dispositivos electrónicos y se instalan sistemas de inhibición de señales. Todo está pensado para garantizar que nada se filtre hacia afuera hasta que la tradicional “fumata blanca” indique que la Iglesia tiene nuevo Papa.